lunes, 20 de abril de 2009

Evangelium vitae. JPII (XVII): Responsabilidades del hombre ante la Vida

Como en lunes anteriores, te presento un texto de la carta encíclica Evangelium vitae de Juan Pablo II (1995), que reflexiona sobre el valor y el carácter inviolable de la vida humana, tema que está en el candelero de la actualidad de los mass-media de nuestra Sociedad y, precisamente por ello, no podemos dejar pasarlo por alto. Hoy el Papa Magno, a partir de la meditación de un versículo bíblico nos enseña cuáles son las responsabilidades del hombre ante el don de la Vidad. Las negritas son mías. ¡Espero tus comentarios!

«Sed fecundos y multiplicaos, y henchid la tierra y sometedla» (Gn 1, 28): responsabilidades del hombre ante la vida.

42.
Defender y promover, respetar y amar la vida es una tarea que Dios confía a cada hombre, llamándolo, como imagen palpitante suya, a participar de la soberanía que Él tiene sobre el mundo: «Y Dios los bendijo, y les dijo Dios: “Sed fecundos y multiplicaos, y henchid la tierra y sometedla; mandad en los peces del mar y en las aves de los cielos y en todo animal que serpea sobre la tierra”» (Gn 1, 28).

El texto bíblico evidencia (...) el dominio [del hombre] sobre la tierra y sobre cada ser vivo, como recuerda el libro de la Sabiduría: «Dios de los Padres, Señor de la misericordia (...) con tu Sabiduría formaste al hombre para que dominase sobre los seres por ti creados, y administrase el mundo con santidad y justicia» (Sb 9, 1.2-3). También el Salmista exalta el dominio del hombre como signo de la gloria y del honor recibidos del Creador: «Le hiciste Señor de las obras de tus manos, todo fue puesto por ti bajo sus pies: ovejas y bueyes, todos juntos, y aun las bestias del campo, y las aves del cielo, y los peces del mar, que surcan las sendas de las aguas» (Sal 8, 7-9).

El hombre, llamado a cultivar y custodiar el jardín del mundo (cfr. Gn 2, 15), tiene una responsabilidad específica sobre el ambiente de vida, o sea, sobre la creación que Dios puso al servicio de su dignidad personal, de su vida (...). En realidad, «el dominio confiado al hombre por el Creador no es un poder absoluto, ni se puede hablar de libertad de “usar y abusar”, o de disponer de las cosas como mejor parezca. La limitación impuesta por el mismo Creador desde el principio, (...), muestra claramente que, ante la naturaleza visible, estamos sometidos a las Leyes no sólo biológicas sino también morales, (...).

43. Una cierta participación del hombre en la soberanía de Dios se manifiesta también en la responsabilidad específica que le es confiada en relación con la vida propiamente humana. Es una responsabilidad que alcanza su vértice en el don de la vida mediante la procreación por parte del hombre y la mujer en el matrimonio, (...) participación especial en su propia obra creadora, bendijo al varón y a la mujer diciendo: «Creced y multiplicaos» (Gn 1, 28).

Hablando de una «cierta participación especial» del hombre y de la mujer en la «obra creadora» de Dios, el Concilio Vaticano II quiere destacar cómo la generación de un hijo es un acontecimiento profundamente humano y altamente religioso, en cuanto implica a los cónyuges que forman «una sola carne» (Gn 2, 24) y también a Dios mismo que se hace presente. (...); queremos subrayar más bien que en la paternidad y maternidad humanas Dios mismo está presente de un modo diverso de como lo está en cualquier otra generación “sobre la tierra”. En efecto, solamente de Dios puede provenir aquella “imagen y semejanza”, propia del ser humano, como sucedió en la creación. La generación es, por consiguiente, la continuación de la creación» (...).

Así, el hombre y la mujer unidos en matrimonio son asociados a una obra divina: mediante el acto de la procreación, se acoge el don de Dios y se abre al futuro una nueva vida.

Sin embargo, más allá de la misión específica de los padres, el deber de acoger y servir la vida incumbe a todos y ha de manifestarse principalmente con la vida que se encuentra en condiciones de mayor debilidad. (...).

En Barcelona, a 20 de abril de 2009.

2 comentarios:

Pater Diego dijo...

Grandísima tarea. Ánimo. Cuanto me alegra ver tu blog en tan buena compñía. fdo "el pater" Diego.

Alfredo Alonso dijo...

Gracias a usted "Pater". Sin su aliento esta tarea no sería posible.
Un abrazo gigantesco,
Alfredo Alonso