sábado, 12 de mayo de 2012

La familia, Iglesia doméstica al servicio de la nueva evangelización. IV Jornadas Católicos y Vida Pública en Cantabria

 
La mesa inaugural estuvo compuesta por el vicepresidente de la ACdP, D. Emilio Navarro, el concejal de Familia del Excmo. Ayto. de Santander, D. Antonio Gutiérrez, y un servidor, dirigiéndome a los asistentes con estas palabras:
 
El Santo Padre Benedicto XVI nos urge a que nos concienciemos de que nuestra sociedad occidental se encuentra ante una “emergencia educativa”.
Cada vez más, los agentes educativos y, principalmente, las familias, con sus padres a la cabeza, se enfrentan a la ardua tarea de transmitir a las nuevas generaciones los valores y principios fundamentales de la existencia y del recto comportamiento de la persona humana.
El relativismo ético, que impera decisivamente en nuestra sociedad occidental, es capaz de tentar a los padres a abdicar de sus propios deberes educativos, e incluso les puede influir de tal modo hasta el punto de confundirles en el desempeño de la misión de tutelar el crecimiento intelectual, personal y espiritual de sus hijos a ellos confiada en virtud del amor mutuo que cohesiona la unidad familiar.
Así, aunque las ideologías actuales quieran trivializar el valor de la persona, reduciéndola a un mero sujeto individual y sin valor alguno, nosotros hemos de recordar que las personas, integradas siempre de una manera u otra dentro de la familia, están vocadas, en razón de su propia naturaleza, a vivir en plenitud y a alcanzar su propia felicidad, que en último extremo se encuentra en Dios, nuestro Señor.
Éste es reto al que el Papa nos convoca cuando nos llama a la Nueva Evangelización, sobre la cual se va a reflexionar durante estas IV Jornadas de Católicos y Vida Pública en Cantabria dedicadas al núcleo fundamental que conforma nuestra sociedad, a saber, la familia.
En nombre del director nacional de las Jornadas Católicos y Vida Pública, don Juan Caamaño Aramburu, y del Centro de Santander de la Asociación Católica de Propagandistas, de la que su primer presidente fue el Siervo de Dios don Ángel Herrera Oria, que está de camino a los altares, les doy la bienvenida y les animo a compartir con nosotros sus consideraciones sobre la familia a la luz de la Nueva Evangelización.
La primera de las sesiones corrió a cargo del filósofo Dr. Higinio Marín Pedreño, quien disertó sobre Familia e Ideología: la nueva encrucijada.
 
El Dr. Higinio Marín Pedreño (a la derecha) fue presentado por el Dr. Antonio de los Bueis (a la izquierda).
 
La segunda sesión, celebrada al día siguiente, correspondió a la charla del Dr. Elio A. Gallego García, dirigiéndonos la ponencia Familia, crisis y nueva evangelización.
 
Momento de la presentación por el veterano propagandista D. Damián Pascual Lacalle (a la izquierda) del Dr. Gallego García
 
A continuación, tuvo lugar una mesa redonda bajo el título La familia, agente de la nueva evangelización en Cantabria, que estuvo integrada por representantes del Foro de la Familia en Cantabria, la Concapa Cantabria y la Asociación de Familias Numerosas en Cantabria, moderados todos ellos por el consejero nacional de la ACdP, don Javier Almagro.
 
 
 
 
Finalmente, el acto de clausura presidido por el vicepresidente de la ACdP, don Emilio Navarro, si bien antes pronuncié estas palabras de agradecimiento a los participantes en estas IV Jornadas CyVP:
 
Mis palabras finales se encauzan a realizar un breve alegato a favor del valor de la familia con ideas que han ido surgiendo a lo largo de las reflexiones que hemos compartido durante estas IV Jornadas de Católicos y Vida Pública en Cantabria dedicadas a la familia a la luz de la Nueva Evangelización.
En la familia se aprende a conocer el amor y la fidelidad a Dios, nuestro Señor, así como la necesidad de corresponderle. Los hijos aprenden en la familia las primeras y más decisivas lecciones de la sabiduría práctica a las que van unidas las virtudes. Jesucristo, como cada uno de nosotros, nació y vivió en una familia concreta aceptando todas sus características propias, dando así una excelsa dignidad a la institución matrimonial.
La familia, comunidad natural en donde se experimenta la sociabilidad humana, contribuye en modo único e insustituible al bien de la sociedad. Una sociedad a medida de la familia es la mejor garantía contra toda tendencia de tipo individualista o colectivista, porque en ella la persona es siempre el centro de la atención en cuanto fin y nunca como medio. En la familia se inculcan desde los primeros años de vida los valores morales, se transmite el patrimonio espiritual de la comunidad religiosa y el patrimonio cultural de nuestra Nación. En ella se aprenden las responsabilidades sociales y la solidaridad.
Todo modelo social que busque el bien del hombre no puede prescindir de la centralidad y de la responsabilidad social de la familia, lo qué es alcanzado gracias al amor que reina en la familia, porque cada persona, hombre y mujer, es reconocida, aceptada y respetada en su dignidad. En último extremo, quiero que recuerden que el ser humano ha sido creado para amar y no puede vivir sin amor. Así, podemos gritar desde la profundidad de nuestro corazón, como santa Teresita del Niño Jesús: ¡Mi vocación es el Amor! Satisfaciendo, por tanto, el reto de la Nueva Evangelización, ante el que nos sitúa el Papa, porque quién ama ya está predicando con su vida el Evangelio de Jesucristo.
Clausura junto al vicepresidente de la ACdP (a la derecha).
 
 
Mi agradecimiento particular a don José Manuel Mochales por las instantáneas.
 
En Santander, a 12 de mayo de 2012.