El próximo sábado 6 de octubre en Cabezón de la Sal (Cantabria) se va a celebrar el Ier encuentro "tuitero" de la Ruta de los Foramontanos. Este singular evento bien merece ofreceros una breve reseña histórica a modo de resumen sobre esta Ruta. Confío en que pueda estimular vuestro espíritu viajero para que podáis acercaros al valle de Cabuérniga desde donde se inicia esta Ruta. Allá vamos.
La
invasión musulmana de la península Ibérica del siglo VIII derrocó el régimen
visigótico y provocó que la actual Cantabria, al abrigo del rey Alfonso I
(739-757), hijo del duque Pedro de Cantabria y yerno del histórico rey astur
Don Pelayo, acogiera tras sus montañas a todos los que llegaron a ellas huyendo
de los islámicos.
La
breve recopilación de noticias sobre la historia hispánica entre el siglo VII y
mitad del siglo X, Anales Castellanos
Primeros, recoge una sentencia que data del año 814: “exierunt fora montani
de Malacoria et venerunt ad Castella” (“salieron fuera de la montaña desde
Malacoria y llegaron a Castilla”). Varios historiadores coinciden en señalar
que Malacoria se identifica geográficamente con el municipio montañés de Mazcuerras.
De modo que la extensión del reino cristiano astur por la Meseta Norte, en aras
de la Reconquista, se inició principalmente en la segunda década del siglo IX
desde el actual valle de Cabuérniga, siguiendo el camino aguas arriba del río
Saja remontando el puerto de Palombera hasta el nacimiento del Ebro para finalmente
internarse en la llanura. Así, Ruta de
los Foramontanos se erigió en aquel momento histórico como la vía natural
de salida de los habitantes de los valles cántabros hacia la meseta, es decir,
“fuera de la montaña”.
El
término “foramontanos” fue acuñado en 1917 por el historiador Gómez Moreno para
designar a esos cristianos que partieron de “La Montanna” para repoblar la futura
Castilla. Las emigraciones lideradas por los nobles cristianos, como el conde
Nuño Núñez, abuelo del futuro conde Fernán González, primer conde de Castilla,
tuvieron el propósito de erigir nuevas poblaciones al Sur de la cordillera
Cantábrica (ej.: Brañosera obtuvo carta de fundación en el año 824 de manos del
conde Nuño Núñez). Además, esas fundaciones debían servir para afianzar las
defensas militares contra el Islam, lo que se convirtió en una auténtica
“aventura”. La valentía de los foramontanos, su deseo de vivir en libertad y su
fe me permiten afirmar con palabras de Víctor de la Serna que con la Ruta de los Foramontanos “empieza esa cosa inmensa e indestructible que llamamos España”.
El
itinerario cántabro de esta Ruta ofrece en la actualidad múltiples hitos que
merecen nuestra atención. Citemos algunos. Esencial Cabezón de la Sal, cabeza
del valle de Cabuérniga, ofrece varios museos (Traje Regional, Poblado
Cántabro). Mazcuerras, cuenta con un monumento dedicado a los Foramontanos. Este
valle goza del parque natural Saja-Besaya, además de recorrerlo, interesa
visitar el museo de la naturaleza en Carrejo y el centro de interpretación en
Saja. Imprescindible Bárcena Mayor, población que conserva la estética rural
montañesa. Pasando el puerto de Palombera, ya en Campoo resulta significativo
visitar el nacimiento del río Ebro y conocer los vestigios romanos de Iuliobriga.
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