Mons. D. Vicente Jiménez Zamora, obispo
de Santander, el 3 de junio se encargó de clausurar el ciclo de conferencias dedicado al 50º aniversario
del inicio de los trabajos del Concilio Vaticano II y 20º de la publicación del
Catecismo de la Iglesia Católica,
organizado por el Centro de Santander dela Asociación Católica de Propagandistas (ACdP) con la ponencia: El Concilio Vaticano II: un Concilio para el
siglo XXI (para ver una reseña y fotografías pincha aquí y si buscas el texto completo de la ponencia pincha aquí). El acto fue introducido por don
Manuel Ángel Castañeda, presidente del Ateneo de Santander, para
posteriormente poner un servidor, en calidad de secretario del Centro de
Santander de la ACdP, presentar al ponente ante el numeroso auditorio
congregado en el salón de actos del Ateneo:
Buenas tardes. El pasado mes de mayo el Centro de Santander de la Asociación
Católica de Propagandistas, de quien fuera su primer presidente nuestro
paisano el siervo de Dios Ángel Herrera Oria, en el marco del Año de la Fe
en el que nos encontramos, iniciaba este ciclo de conferencias dedicado
al 50º aniversario del inicio de los trabajos del Concilio Vaticano II y el 20º
de la publicación del Catecismo de la
Iglesia Católica, para reflexionar sobre la actualidad y vigencia de sus
enseñanzas. Hoy llegamos a su clausura, y una vez más quiero invitar a prestar
atención a las enseñanzas e ideas que se van a pronunciar en esta sala, ya que
están dirigidas para enardecer nuestros corazones y estimular nuestras
inteligencias.
Abríamos el ciclo con unas las palabras del papa
beato Juan XXIII de la convocatoria
del Concilio Vaticano II (1962), que conservan su total vigencia: “La Iglesia asiste en nuestros días a una
grave crisis de la humanidad. (…) lo que se exige hoy de la Iglesia es que infunda en
la venas de la humanidad actual la virtud perenne, vital y divina del
Evangelio”, porque “la humanidad
alardea de sus recientes conquistas en el campo científico y técnico, pero
sufre también las consecuencias de un orden temporal que algunos han querido
organizar prescindiendo de Dios”.
El siervo de Dios Ángel
Herrera Oria participó en calidad de obispo de Málaga en el Concilio Vaticano II. Concretamente en
las comisiones encargadas de la reflexión y redacción de la constitución pastoral Gaudium et spes,
dedicada a la Iglesia en el mundo actual. No nos puede sorprender, por tanto,
que Don Ángel caracterizase el Vaticano II como un concilio “eminentemente
pastoral”, porque lo que busca es “la comunicación con los demás, el
acercarse al pueblo, el abrir desde el primer momento la revelación de los
principios del Concilio a los hermanos separados y a los hermanos desconocidos
de nosotros”.
No me resisto a rescatarles un
fragmento de la homilía que Don Ángel
pronunció en la solemnidad de la Epifanía de 1963, y que dedicó al Concilio: “no es temerario esperar
que de este Concilio la Iglesia va a salir en una época nueva como un gran
ejército en orden de batalla”. Un ejército “que no quiere conocer otra
arenga ni otra orden del día que la que hace veinte siglos se dio desde lo alto
del monte: “Enseñad, bautizad”. El ejército de Aquel que es Autor de la Verdad
y de la gracia, y, por consiguiente, el ejército que trata de infundir luz en
las mentes y la gracia de Nuestro Señor Jesucristo en las almas”.
Esta tarde el Centro
de Santander de la ACdP se honra de presentar al obispo de nuestra diócesis,
Mons. D. Vicente Jiménez Zamora, a
quién le agradezco muy sinceramente el que haya aceptado nuestra invitación
para clausurar este ciclo.
Mons. Jiménez Zamora es natural de Ágreda (Soria). Realizó
sus estudios en el seminario diocesano de El Burgo de Osma (Soria), en la
Universidad Pontificia de Comillas (en ésta misma localidad montañesa), y en
diversas universidades de Roma, a saber: la Universidad de Santo Tomás (Filosofía); la Universidad Gregoriana (Teología
Dogmática); y en la Academia
Alfonsiana de la Universidad Lateranense (Teología Moral). Ordenado
sacerdote en El Burgo de Osma el 29 de junio de 1968. Ha ejercido la docencia en el seminario diocesano, en
enseñanzas medias y universitarias, además de importantes y múltiples
responsabilidades pastorales en la diócesis de Osma-Soria, que alcanzaron su
cumbre al ser nombrado obispo de su diócesis natal en 2004. Recibió la
ordenación episcopal en El Burgo de Osma el 17 de julio de 2004. Tres años más
tarde, el 27 de julio de 2007, fue nombrado obispo de Santander. Tomando
posesión de la diócesis, el 9 de septiembre de ese mismo año. En la Conferencia Episcopal Española ha pertenecido a diferentes
Comisiones. En la actualidad es presidente de la Comisión Episcopal para la
Vida Consagrada, que se ocupa de las relaciones mutuas entre los obispos y los
religiosos.
Mons. Jiménez Zamora nos va a ofrecer una conferencia que
lleva el título: “El Concilio Vaticano
II: un Concilio para el siglo XXI”. El Concilio Vaticano II fue un gran
acontecimiento para la renovación y reforma de la Iglesia hacia dentro y hacia
fuera en diálogo con el mundo moderno de acuerdo con los signos de los tiempos.
¿Continua siendo hoy el Concilio la “brújula” capaz de orientarnos en el siglo
que ha empezado? ¿Han perdido su valor y su esplendor sus 16 documentos?
¿Conserva la doctrina del Concilio las herramientas para interpretar y conocer
la misión de la Iglesia en el mundo actual?
El Centro
de Santander de la ACdP tiene su sede en la parroquia del Santísimo Cristo.
Quedamos a su entera disposición. Agradeciéndole, una vez más, al Ateneo de
Santander su cordial acogida. Don
Vicente tiene usted la palabra. Muchas gracias.
Conferencia de Mons. Jiménez Zamora (a la izq.), junto al presidente del Ateneo de Santander (en el centro). |
Así, Mons. Jiménez Zamora inició su
intervención afirmando con el teólogo K.
Ranher que el Concilio Vaticano II
es un “Concilio de la Iglesia sobre la
Iglesia”, que se caracterizaba por portar el estandarte de la renovación y
reforma hacia dentro y de la apertura hacia el diálogo con el mundo moderno.
También recordó una declaración del arzobispo de Nazaret, Mons. Hakim, para justificar el título de su conferencia: “Guste o no guste, un Concilio del siglo XX
será el Concilio del siglo XXI”.
El ponente
subrayó reiteradamente que el conocimiento del Vaticano II resulta un requisito
indispensable para interpretar la situación del catolicismo actual. Don Vicente demostró sobradamente que efectivamente
domina el entramado doctrinal del Concilio, señalando a lo largo de su charla
abundantes referencias a los documentos conciliares y mostrando la armónica
conexión que existe entre ellos y a los que caracterizó usando una afirmación
del teólogo Hans Küng como las “nuevas 16 columnas de San Pedro” que
deben ser el soporte de la Iglesia tras el Concilio.
Se hizo
incidencia en las metas que el Concilio habría de alcanzar a partir del
discurso del papa Pablo VI “Renovación hacia dentro y hacia fuera”
(29/9/1963): 1) profundización en la naturaleza de la Iglesia; 2) renovación
interna de la Iglesia; 3) búsqueda de la unidad de todos los cristianos, y 4)
diálogo de la Iglesia con el mundo contemporáneo. A partir de estos objetivos
se concluyó que el tema fundamental sobre el que debía tratar el Concilio era
la Iglesia y su renovación, y para ello el Concilio enarboló los trabajos de
las dos grandes constituciones, las centrales del Concilio y sobre la que
pivotan el resto de documentos, a saber: la dogmática Lumen Gentium, sobre la Iglesia y la pastoral Gaudium et spes, sobre la Iglesia en el mundo moderno.
El obispo de
Santander también reflexionó sobre el Catecismo
de la Iglesia Católica, quién lo caracterizó como un fruto maduro del Concilio Vaticano II como instrumento
al servicio de la catequesis. A partir del fundamento de las Escrituras la
Tradición de la Iglesia ha creado una pedagogía de la transmisión de la fe
desarrollados en los cuatro grandes títulos del Catecismo: el Credo, los
Sacramentos, los Mandamientos y la oración del Padre Nuestro.
A modo de conclusión,
se afirmó que el Concilio Vaticano II
ha supuesto una renovación del cristianismo desde un redescubrimiento más hondo
de la naturaleza y misión de la Iglesia. El Concilio, en realidad, es un
comienzo. Todo depende de cómo se lleven a cabo la doctrina, las decisiones y
orientaciones y cómo caigan en el corazón del creyente y produzcan allí
espíritu y vida, pero esto no depende del Concilio
sino de la gracia de Dios y de todos los hombres de la Iglesia y de su buena
voluntad.
El ciclo de
conferencias comenzó el 13 de mayocon la intervención “Fe en Cristo a los50 años del Concilio Vaticano II” de D.Gerardo del Pozo Abejón, decano de la facultad de Teología de la
Universidad San Dámaso y consiliario del centro de Madrid de la ACdP; y
continuó el 27 de mayo con laponencia de D. Teófilo González Vila,“Los católicos y la política hoy a la luzdel Concilio Vaticano II y el Magisterio postconciliar”.
Agradezco muy especialmente a don José Manuel Mochales su instantánea.
En Santander, a 3 de junio de 2013.