Esta mañana he podido participar en el acto de homenaje a Marcelino Menéndez Pelayo que anualmente celebra la Real Sociedad Menéndez Pelayo ante la singular talla del polígrafo, que se erige en el patio de entrada al edificio que alberga su espectacular biblioteca ubicada en la calle Rubio 6 de Santander.
El presidente honorario de la Real Sociedad y cronista oficial de la ciudad de Santander, D. Benito Madariaga de la Campa, nos dirigió una sentida reflexión sobre la importancia de continuar estudiando y divulgando la ingente obra de Don Marcelino.
Así, te animo a zambullirte en su pensamiento por medio de la lectura de sus obras. Pincha y te llevará a ellas. Ya no tienes excusa para no "perderte" un largo ratuco por sus reflexiones y análisis. Espero tus comentarios.
La rica Historia de España está jalonada de importantes
acontecimientos dignos de mantenerse perennes en nuestra memoria. El presente
año 2014 conmemora uno de ellos: el bicentenario del fin de la Guerra de la
Independencia. Este conflicto bélico presenció cómo las Cortes de Cádiz
configuraron la Constitución de 1812, primer
antecedente de nuestro vigente sistema sociopolítico, y provocó que patrióticamente
el pueblo español se reafirmara frente al invasor francés como una nación libre,
con unos principios e ideales propios que hoy no deberíamos olvidar. Recorramos
brevemente algunos de esos sucesos acaecidos en Cantabria, que en este aniversario
rememora singularmente la capitulación de Santoña, el último puerto del mar Cantábrico
ocupado por los franceses.
La derrota francesa del 22 de julio de 1812 en Los
Arapiles decantó la iniciativa de la Guerra a favor de los intereses españoles,
obligando a los generales franceses a reagrupar sus ejércitos en lugares
estratégicos puntuales. Así, sus efectivos militares desocuparon todas las
jurisdicciones montañesas salvo Santoña, donde acabaron acantonándose desde
principios de agosto de 1812. Los mandos militares españoles no tardaron en decidir
el bloqueo y sitio a la villa marinera, además de los fuertes periféricos del
Gromo, del Brusco y los ubicados en Laredo defendidos por las tropas
napoleónicas comandandas por el general de brigada conde de Lammeth.
A principios de febrero de 1814 los regimientos
voluntarios de León, Toledo, tiradores de Bureba, 2º y 3º tiradores de
Cantabria y 2º y 3º de Vizcaya llegaron a los alrededores de Santoña,
colocándose a las órdenes del brigadier Diego del Barco, comandante del Bloqueo
y Sitio de Santoña. El brigadier encargó al regimiento Monterrey la toma del
fuerte del Arenal del Salvé de Laredo (actual Puntal), fuertemente fortificado
con fosos, contrafosos, dos cañones de a 24, un obús y defendido por 200
hombres de infantería y 20 artilleros, por lo que su conquista no era empresa sencilla,
aunque finalmente se alcanzó el 13 de febrero. El fuerte que defendía la villa
de Laredo (actual Rastrillar) capituló el día 24 al coronel Juan José San
Llorente, segundo comandante del Bloqueo y Sitio. Por otra parte, los
regimientos 2º y 3º de tiradores de Cantabria y 2º y 3º de Vizcaya iniciaron el
22 de febrero el asedio de la única entrada por tierra de Santoña protegida por
los fuertes del Brusco y del Gromo, siendo conquistados el 25 y el 26 de
febrero, respectivamente. En la ocupación de ambas fortificaciones se
capturaron 470 prisioneros, 29 cañones y víveres para un año. De esa manera, la
plaza santoñesa se quedaba aislada. Al brigadier Del Barco en uno de los
intentos de asalto a los fuertes un casco de granada le hirió gravemente en el
muslo izquierdo, provocándole la muerte en Colindres el día 26, dejando testado
el que se le enterrara en el templo de Santa María de Laredo, donde actualmente
descansa su cuerpo. Las tropas españolas quedaron al mando del coronel San Llorente.
A pesar de estar
acorralado y tener todas las de perder, el conde de Lammeth no cedería Santoña
tan fácilmente, ya que disponía de una sólida fortificación guarnecida por
1.800 soldados aproximadamente, una excelente artillería con más de 100 piezas
de los mayores calibres y víveres para varios meses. De manera que a principios
de marzo de 1814, el ejército borbónico se incrementó hasta alcanzar los 7.000 efectivos
para tratar de tomar por asalto este “Gibraltar del Norte”, tal y como lo identificó
el mismo emperador Napoleón. Sin embargo, apenas se resistió un mes, ya que el
21 de marzo la plaza en poder francés capituló. Lammeth y San Llorente
redactaron las condiciones para la entrega efectiva de Santoña al ejército
español, acordándose un armisticio de no beligerancia entre las tropas de ambas
naciones hasta la ratificación de esas condiciones por parte de sus superiores
militares: el duque de Dalmacia, por la parte francesa,
y el duque de Ciudad Rodrigo, por la parte española, pero éste rechazó las cláusulas
de la rendición,reanudándose
las hostilidades el 9 de abril.
Finalmente, los duques de Dalmacia y de Ciudad Rodrigo acordaron
un tratado de paz a finales de abril de 1814, acabando así con la contienda
entre Francia y España. Las tropas francesas abandonaron la plaza santoñesa el
16 de mayo en los términos más generosos, ya que se les permitió zarpar con
rumbo al puerto francés de Rochefort, asumiendo el gobierno militar de la plaza
el coronel Lorenzo Herrero del regimiento 3º de cazadores de Cantabria. Ese
mismo día, en Santander el gobernador militar Vicente de Quesada informaba al
ayuntamiento de la ciudad de un Real Decreto del rey Fernando VII, fechado en
Valencia el 4 de mayo, por el que no juraba la Constitución promulgada en Cádiz el 19 de marzo de 1812,
declarándola nula al igual que todas las disposiciones de las Cortes Generales,
retornándose así a una monarquía absolutista propia del Antiguo Régimen.
La victoria en esta Guerra enseña, al menos, que el
pueblo español posee un apasionado carácter luchador que no se rinde nunca
aunque la adversidad sea grande, al menos tanta como la ambición del emperador
Napoleón. Sirva este breve episodio de nuestra Historia para reivindicar que su
desconocimiento genera personas desarraigadas y sin alicientes por construir
una Sociedad en torno a un sentimiento común. Los españoles al mirar hacia
atrás, con orgullo, actualizamos cómo se ha ido fraguando nuestra característica
manera de ser, aunque también ‒como advierte nuestro paisano Menéndez Pelayo‒ hemos
de reconocer con humildad aquellos errores cometidos para evitar repetirlos en
el presente.
En Santoña, 16 de mayo de 2014, 200 años después...
El portavoz
de la Santa Sede, a principios del pasado mes de abril, hizo pública la impactante
noticia sobre el cruel asesinato a sangre fría del sacerdote jesuita holandés,
Frans Van der Lugt, en la ciudad de Homs (Siria). Le ofrecieron abandonar la
ciudad a causa del hambre y de los frecuentes bombardeos militares en razón de
la situación de guerra civil en la que continua este país desde hace tres años,
pero decidió permanecer junto al pueblo sirio, a quien le dedicó su vida y sus
atenciones espirituales desde 1966, a pesar de la delicada situación bélica que
finalmente le condujo al martirio, ofreciéndonos testimonio de
amor cristiano, a saber, aquel que da su vida hasta el final.
El Papa
Francisco ‒aludiendo a este hecho‒ exhortó: “Ruego que se
silencien las armas, que se ponga fin a la violencia. No más guerra, no más
destrucción.(…).
Su brutal asesinato me ha llenado de profundo dolor y he vuelto a recordar
a toda la gente que sufre y muere en ese atormentado país, presa de un
conflicto sangriento (…) que sigue cosechando muerte y destrucción”. E
invitando a orar por la paz concluyó: “Hay que respetar los derechos humanos,
atender a la población que necesita ayuda humanitaria y llegar a la deseada paz
a través del diálogo y la reconciliación”. El eco de estas palabras del Santo
Padre al resonar en nuestros corazones provoca que nuestro entendimiento se
cuestione sobre la sinrazón de la guerra. ¿Tiene algún sentido? ¿Puede existir
alguna guerra justa? ¿Resultaría lícita? ¿En qué condiciones? ¿Los gobernantes
están legitimados para declararla aunque se atentara contra la dignidad humana?
¿No somos capaces de encontrar otro recurso que la evite?
Las consideraciones sobre el binomio guerra-justicia podrían remontarse al
comienzo de la humanidad. Sin embargo, una reflexión seria sobre la “guerra
justa” como concepto comenzó a desarrollarse sistemáticamente por algunos
filósofos de la emblemática Escuela de Salamanca durante los siglos XVI y XVII,
quienes bebieron generosamente de la sabiduría del pensamiento católico
medieval representada en síntesis por Tomás de Aquino. Así, Francisco de
Vitoria, Domingo de Soto, Luis de Molina, Diego de Covarrubias y Francisco
Suárez aportaron enseñanzas fundamentales que conforman la vigente versión
secular del ius bellum, como una
parte importante de nuestro Derecho Internacional aplicado en las directivas de
Naciones Unidas a las que teóricamente están sometidas todos los países, y que
regulan la legalidad del recurso a la guerra de acuerdo con los criterios: causa justa, autoridad legítima,
recta intención, razonable esperanza de éxito, proporcionalidad y último recurso. El Magisterio pontificio también ha tratado el drama de la
guerra ‒fracaso de todo auténtico humanismo‒, y sostiene la paz como su única
solución, la cual representa la plenitud de la vida. La encíclica Pacem in Terris(1963) del pontífice san
Juan XXIII resulta paradigmática.
La
teoría sobre “la guerra justa” afirma, en síntesis, que la guerra es moralmente
rechazable como un medio legítimo para resolver conflictos ordinarios, sin
embargo puede tolerarse como último recurso para defenderse de una agresión
injusta (paralelo social del derecho individual a la legítima defensa). Una
guerra justa requiere previamente que su causa también lo sea, y sólo lo es
cuando se erige en respuesta de una guerra ofensiva (paralelo social de la
legítima defensa personal). La autoridad legítima en una guerra defensiva ha de
velar por los bienes que le son propios a la humanidad (verdad, justicia, libertad)
y evitar que la población civil se vea afectada por sus nefastas consecuencias,
preservando, así, el bien de la paz.
Los pasados días 9 y 10 de mayo de 2014 se celebraron en el salón de actos del centenario Ateneo de Santander las V Jornadas Católicos y Vida Pública en Cantabria bajo el título La Evangelii Gaudium: una invitación a la audacia y la creatividad, organizadas por la Asociación Católica de Propagandistas (ACdP). Pincha aquí para acceder a una breve crónica, a la galería fotográfica y al audio de las intervenciones que se produjeron en ella. Rescato alguno de los momentos que vivimos durante este par de días.
El viernes día 9 de mayo durante el acto de inauguración, junto al viceconsiliario nacional de la ACdP y el director nacional de las Jornadas Católicos y Vida Pública y secretario nacional para la Nueva Evangelización de la ACdP, me dirigí con la siguiente bienvenida al auditorio asistente, momentos previos de la primera conferencia del Dr. Josué Fonseca:
"Buenas tardes. El Centro de Santander de
la ACdP, de la que fuera su fundador y primer presidente nuestro paisano el
siervo de Dios Ángel Herrera Oria se honra en darles la más cordial bienvenida
a las V Jornadas Católicos y Vida Pública en Cantabria, que en esta edición
pivotarán en torno al título: “La Evangelii
Gaudium: una invitación a la audacia y la creatividad”.
Sin duda, la última exhortación
apostólica del Papa Francisco ha impulsado a toda la Iglesia a replantearse su
misión, como mensajera del perenne y alegre mensaje evangélico de Amor y Paz
que Jesucristo nos propone en aras de alcanzar una mínima Justicia Social,
demandada por cada hombre durante su vida en este mundo.
Así comienza esa exhortación:
“La alegría del Evangelio llena el corazón
y la vida entera de los que se encuentran con Jesús. (…) quiero (…), para
invitarlos a una nueva etapa evangelizadora marcada por esa alegría, e indicar
caminos para la marcha de la Iglesia en los próximos años” (n. 1).
Ésta es, pues, la tarea a la que el
Santo Padre nos invita. Por este motivo la sociedad montañesa ha sido convocada
a estas V Jornadas, para considerar y posteriormente, si cabe, aplicar en
nuestra diócesis de Santander los buenos frutos que en este foro seamos capaces
de cosechar.
Permítanme otra cita a la exhortación:
“La comunidad evangelizadora experimenta
que el Señor tomó la iniciativa, la ha primereado en el amor (cf. 1Jn 4,10); y, por eso, ella sabe
adelantarse, (…) [viviendo] un deseo inagotable de brindar misericordia, fruto
de haber experimentado la infinita misericordia del Padre y su fuerza difusiva” (n. 24).
Notemos el neologismo del Papa Francisco:
“primereado”, esto es: involucrarse, saber acompañar, hacer fructificar y,
consecuentemente, saber festejar oportunamente.
Así pues, mi deseo para estas V Jornadas
Católicos y Vida Pública es que nos atrevamos, “un poco más a primerear”
socialmente en Cantabria, y si tuviéramos oportunidad al resto de la humanidad.
Finalmente, quiero agradecer ex profeso la presencia de don Andrés
Ramos Castro, viceconsiliario nacional de la ACdP por acomodar sus apretadas
agendas y acompañarnos esta tarde. El Centro de Santander de la ACdP quiere
dar las gracias a don Felipe Santamaría García, delegado de Apostolado Seglar de
nuestra diócesis, por su incondicional respaldo con altas dosis de empeño
personal en la preparación de estas V Jornadas. Y dicho esto, le cedo la
palabra a don Juan Caamaño Aramburu, director nacional de las Jornadas Católicos
y Vida Pública y secretario nacional para la Nueva Evangelización de la ACdP,
quién con su buen hacer ha cuidado de la organización de estas V Jornadas. Muchas gracias".
Inauguración de las V Jornadas Católicos y Vida Pública en Cantabria, junto al viceconsiliario nacional de la ACdP y el director nacional de las Jornadas.
Al día siguiente, sábado 10 de mayo, las V Jornadas continuaron con la celebración de una Misa en la parroquia de Santa Lucía de Santander presidida por el obispo de nuestra diócesis, Mons. D. Vicente Jiménez Zamora, quien dedicó en su homilía unas bellas palabras sobre el primer presidente de la ACdP, el siervo de Dios Ángel Herrera Oria.
A continuación, Dr. José Alberto Parejo Gamir se detuvo en considerar las cuestiones sociales que de esta exhortación apostólica emanan. Tras su interesante intervención tomaron la palabra representantes de distintos movimientos apostólicos en nuestra diócesis de Santander. A modo de introducción y de orientar el debate de la mesa redonda expuse:
Buenos días. Iniciamos la mesa redonda: Retos para la evangelización en la diócesis
de Santander.
Permítanme, antes de “meternos en harina”, recordar un texto
de la Evangelii Gaudium en torno a la
cual giran las Jornadas: “Evangelizadores con Espíritu quiere decir
evangelizadores que oran y trabajan. Desde el punto de vista de la
evangelización, no sirven ni las propuestas místicas sin un fuerte compromiso
social y misionero, ni los discursos y praxis sociales o pastorales sin una
espiritualidad que transforme el corazón. (…). Siempre hace falta cultivar un
espacio interior que otorgue sentido cristiano al compromiso y a la actividad”
(n. 262)
Elevo a esta mesa, y al posterior coloquio
que mantendremos, una serie de preguntas:
- ¿En qué estado está actualmente la tarea
apostólica en nuestra diócesis?
- ¿Cabe replantearse, a la luz de las
enseñanzas pontificias, el modo de acometer nuestra misión de comunicar la
alegre noticia del Evangelio a nuestra sociedad montañesa?
-. ¿O por el contrario, a juicio de
nuestros ponentesel diagnóstico actual de las prácticas actuales de
evangelización les resulta satisfactorio?
- En definitiva, ¿se abre algún nuevo reto
para la evangelización en nuestra diócesis de Santander?
Dicho esto paso a presentar
a los componentes de esta mesa redonda:
MOVIMIENTO
CULTURAL CRISTIANO: Este movimiento de
Apostolado Seglar de la Iglesia Católica está reconocido por la Conferencia
Episcopal Española. Nació en 1982 y lleva trabajando en nuestra diócesis de
Santander desde hace más de 20 años. Durante unos años el Aula Malagón-Rovirosa
se realizó en una casa de nuestra diócesis ubicada en Unquera. El Movimiento
Cultural Cristiano ofrece a la Iglesia, a las personas y familias La Militancia
Cristiana de por Vida, entendiendo que la promoción de militares cristianos y
la promoción de una cultura solidaria son un deber de solidaridad con los
empobrecidos de toda la tierra.
CAMINO
NEOCATECUMENAL EN CANTABRIA: El Camino Neocatecumenal fue
definido por S. S. Juan Pablo II como “un itinerario de formación católica,
válida para la sociedad y los tiempos de hoy”.
ACCIÓN
CATÓLICA GENERAL: Asociación de laicos que
nació con vocación de colaborar en la misión
de anunciar a Jesucristo a todas las personas, de colaborar en la
maduración de la fe cristiana de aquellos que dan sus primeros pasos en la
Iglesia, y de establecer en todas las parroquias una propuesta
estable de apostolado asociado para que la acción evangelizadora de los laicos
sea más eficaz y se realice en un clima de comunión y celo apostólico.
Tras las intervenciones del animado debate que se produjo, cerré a modo de conclusión con
otro fragmento de la exhortación apostólica:
"Para mantener vivo el ardor misionero hace falta una
decidida confianza en el Espíritu Santo, porque Él «viene en ayuda de nuestra
debilidad» (Rm 8,26). Pero esa confianza generosa tiene que alimentarse
y para eso necesitamos invocarlo constantemente” (n. 280).
Momento de la Mesa redonda junto con varios representantes de movimientos apostólicos de nuestra diócesis de Santander.
Las jornadas dieron fin con un breve acto de clausura, presidido por nuestro obispo y el secretario general de la ACdP. Antes de sus intervenciones, dirigí al auditorio las siguientes reflexiones:
"Nos toca hacer balance de estas V
Jornadas, aunque lo importante comienza en cuanto salgamos al “mundo” y
desarrollemos nuestra misión de comunicar con audacia y creatividad la alegría
del Evangelio.
Recordemos que “el entusiasmo evangelizador
se fundamenta [‒parafraseando la Evangelii Gaudium‒]en” nuestra convicción de que “el Evangelio responde a las necesidades más
profundas de las personas, porque todos hemos sido creados para lo que el
Evangelio nos propone [a saber]: la amistad con Jesús y el amor fraterno” (n. 265).
El Evangelio “no pasa de moda porque es
capaz de penetrar allí donde nada más puede llegar”. El Evangelio es “una
respuesta que cae en lo más hondo del ser humano y que puede sostenerlo y
elevarlo” siempre, motivo por el que no hay lugar para el desánimo. (n. 265)
El siervo de Dios Ángel Herrera Oria en
el marco de la XXI Asamblea General de la ACdP, que precisamente se
celebró en esta ciudad de Santander, pronunció las siguientes palabras que
continúan conservando su actualidad, a pesar de haber sido pronunciadas hace
casi 80 años (8/9/1934):
“Vamos
a una nueva concepción de la sociedad (…). Late en todos la preocupación
social. Con ojos humanos no podemos mirar tranquilos el porvenir. (…). La obra
que hemos de realizar es muy grande. (…). No es la obra de una sola generación;
pero esto no constituye motivo de desaliento, sino, por el contrario, sirve
para animarnos en la tarea. No podemos perder de vista que somos en ella
colaboradores de la Providencia. [Y termina D. Ángel:] Vamos a realizar cada uno una parte de su
plan”. (AHO, Obras Completas, VII, 491-492).
Llega el momento de los agradecimientos.
A los ponentes, a los miembros de la mesa de redonda y a sus presentadores. Su
comprometida participación y testimonio nos enriquecen.
Agradezco al Ateneo de Santander su
acogida durante estas Jornadas y la que nos ha procurado a lo largo del presente
curso, en el que celebra su Centenario. A los medios gráficos y de comunicación
social. Sin ellos los frutos de estas V Jornadas no saldrían de esta sala, y se
cumpliría la afirmación de Wittgenstein: “Lo que solo sabe uno, no lo sabe
nadie”. A D. Juan Caamaño Aramburu, director
nacional de las Jornadas Católicos y Vida Pública por el mimo y esmero que ha
demostrado en la preparación de esta edición en Cantabria. A todos ustedes les agradezco sinceramente
también su asistencia y les convocamos a nuestra próxima actividad: el curso deverano “Ángel Herrera Oria y la Generación del 14”, que tendrá lugar como tradicionalmente viene siendo enel Seminario de Monte Corbán entre el 23y el 26 de julio. Quedan todos invitados.
El Centro de Santander de la ACdP queda
a su disposición para lo que tengan a bien menester, bien en nuestra sede de la
parroquia del Stmo. Cristo o en nuestra web www.acdp.es/santander o escribirnos a santander@acdp.es.
Finalmente, el Centro de Santander de la
ACdP quiere dar las gracias a nuestro obispo, Mons. D. Vicente Jiménez Zamora, por
su presencia en estas V Jornadas, que comenzaban con
la celebración de la Misa en la parroquia de Santa Lucía
en un día en el que conmemoramos al santo patrón del clero español, san Juan de
Ávila.
Le cedo la palabra a D. Antonio Rendón-Luna, secretario general de la ACdP, a
quien le agradezco el que nos acompañe esta mañana a pesar de los compromisos que le obligaban a permanecer en Madrid. Muchas gracias".
Clausura de las V Jornadas Católicos y Vida Pública en Cantabria, junto a Mons. Jiménez Zamora y el secretario general de la ACdP.