Santander
acogió los días 27 y 28 de junio de 2016 las VI Jornadas Católicos y Vida
Pública en Cantabria bajo el título: “Adquirir
criterios, vivir valores: retos de la educación”, actividad organizada por
la Asociación Católica de Propagandistas (ACdP) y la Fundación Universitaria San Pablo CEU.
La
tarde del viernes 27 arrancó con la visita guiada del IES Santa Clara ‒institución
educativa de referencia en Cantabria que este año cumple su primer centenario‒,
en cuyo emblemático paraninfo se inauguraron las Jornadas por parte de su
director, Rafael Ortega Benito, y por Alfredo Alonso García, consejero nacional
y secretario del Centro de Santander de la ACdP (incluyo a continuación mi intervención).
"Buenas tardes. Nuestra
sociedad española durante estos últimos años acumula experiencia de lo que
supone sufrir en sus “propias carnes” la gravedad de la crisis económica. Y
parece que el hecho de salir de ella, todavía a pesar de nuestro tenaz empeño,
se nos está resistiendo.
Esta debacle de la
economía global es consecuencia de una crisis de mucha mayor profundidad, desencadenada
‒entre otras causas‒ por “cantos de sirena” lanzados por el relativismo que ha logrado seducir a nuestra
actual sociedad contemporánea, inoculándola sutilmente afirmaciones que
propugnan la inexistencia de principios absolutos y el “todo es lo mismo”, y erigiéndose
además como la manera de pensar “de moda”, sin posibilidad de que ningún otro tipo
de pensamiento se le oponga, siempre que no quiera salirse de lo “políticamente
correcto”.
Consecuentemente el
relativismo ‒auténtica “filosofía de
la sospecha”‒ ha provocado una notoria ausencia de criterios y de valores
personales a cambio de la ilusoria conquista de una mayor “libertad”.
Consciente de la
necesidad de imprimir un cambio de rumbo en el devenir de nuestro tiempo, el
sentir unánime de nuestra sociedad considera que la educación resulta una tarea
no solo importante, sino también urgente.
Esta clarividencia
de la ciudadanía “de a pie” contrasta con la paradójica “ceguera” de dirigentes
políticos para abordar con seriedad la dirección y gestión efectiva del
entramado de la enseñanza en España.
Así queda
manifiesta su incapacidad de entablar el necesario diálogo para resolver esta
cuestión ‒como se ha podido comprobar hasta ahora y a pesar de llamarse
“políticos”‒, al encontrarse “entretenidos” en sus intereses partidistas,
sociológicamente lejos de “arrimar el hombro” ante la clamorosa demanda de
padres y de docentes de un único y común modelo educativo que resuelva el problema
de raíz.
Este panorama solo
puede ser transformado por la riqueza que es capaz de transmitir la educación
familiar y docente.
La unión de familia
y “la escuela” es el genuino ámbito donde promover la conformación de
principios que den sentido a la vida y de maduras pautas de actuación,
cultivar las facultades intelectuales, desarrollar la capacidad del recto
juicio y de una ética-moral, prepararse para la vida personal y laboral,
etcétera.
La familia, en su
calidad de primera comunidad social y de primera escuela, merece un especial
reconocimiento.
Dentro
de la familia se enseñan y se transmiten criterios y valores culturales,
éticos, sociales y espirituales, se reciben los primeros afectos y seguridades,
y se adquieren las primeras nociones sobre la verdad y el bien.
Todo esto resulta
tan necesario como útil para estimular el crecimiento de nuestro ser personal y
para comenzar a tomar contacto con el natural proceso de socialización, al que
por naturaleza estamos llamados, ya que interactuar en sociedad forma parte de
nuestra manera de ser.
La importancia de
“la escuela” no desplazarse a un segundo plano. Nuestra
civilización mantiene su progreso y su esperanza gracias a la inestimable labor
de maestros y profesores de todos los niveles (colegios, institutos, universidades),
y que diariamente se entregan dedicados al esmero y promoción de la formación
humana y profesional de sus alumnos.
Así, la actual
sociedad española se encuentra ante la crucial misión de preparar a las personas
que la conforman: dotándoles de criterios y facilitándoles la adquisición de
valores que permitan a hombres y mujeres vivir plenamente en libertad y sin
determinantes, sin dejar por ello de reconocerse su dimensión transcendente por
medio de su fe y como parte integrante natural de la persona humana.
Todos estos
aspectos representan los más inmediatos retos y objetivos que a la educación se
le presentan y que, en síntesis, se perfilan en torno a la formación integral
de la persona.
Se vislumbra la
urgente necesidad de que la comunidad educativa (padres, docentes, Administración…)
reflexione y actúe cómo mejorar realmente la calidad de nuestro sistema
educativo y, en consecuencia, cómo alcanzar la anhelada excelencia de los
estudiantes (a la postre futuros trabajadores).
Estos desafíos han
de afrontarse con rigor porque nos afectan más directamente de lo que nos
creemos, motivo por el que la Asociación
Católica de Propagandistas y la Fundación
Universitaria San Pablo CEU quiere invitarles en esta sexta edición de las
Jornadas Católicos y Vida Pública en Cantabria a reflexionar
pausadamente para una posterior eficaz actuación, a propósito de la trasmisión
y adquisición de criterios y de valores, pues bien merece que no nos demoremos
más, por el bien de nuestro presente pero también de nuestro futuro, sabiendo
que la responsabilidad de educar y de buscar el bien común de la sociedad es
una labor de todos. Muchas gracias".
Tras el acto de inauguración se disfrutó de una magistral
y sugerente conferencia inaugural: “Encrucijada
de la educación actual: entre el vértigo y la esperanza”, que impartió el
catedrático de Filosofía de IES y consejero titular del Consejo Escolar del
Estado Juan Antonio Gómez Trinidad, presentado por Antonio de los Bueis Güemes,
profesor de Filosofía del propio IES Santa Clara. El evento contó con una
participación de personas mayoritariamente relacionadas con la educación, con
la destacada asistencia de representantes de partidos políticos, de la
directora del área de Alta Inspección de Educación de la Delegación del
Gobierno en Cantabria y del delegado diocesano de Apostolado Seglar.
Las
Jornadas prosiguieron al día siguiente 28 de mayo con una Eucaristía presidida por el obispo
de Santander, monseñor Manuel Sánchez Monge, en la parroquia de Santa Lucía: templo
donde fue bautizado el siervo de Dios Ángel Herrera Oria, a la sazón primer
presidente de la ACdP.
Seguidamente
los actos se trasladaron al Ateneo de Santander, allí Francisco Sierra
Fernández ‒intérprete de Lengua de Signos de IES‒ presentó al escritor y
profesor de Antropología Filosófica de la Universidad de Navarra José Ramón Ayllón Vega, quien entusiasmó al auditorio allí congregado confiándole sus “Diez claves para la educación”.
Terminadas
las dos ponencias llegó el momento para el debate, protagonizado por las mesas
redondas que moderó Javier Almagro García, socio del Centro de Santander de la
ACdP. La primera mesa reflexionó sobre los desafíos que se le ofrece a la
actividad educativa vistos desde la óptica de los reconocidos profesionales
docentes que integraban la mesa: Mª Rosa Blanco Castañeda -directora del
Colegio Cumbres-, José Manuel Cabrales Arteaga -director del IES José Mª
Pereda- y Fernando Etayo Gordejuela -profesor titular de la Universidad de
Cantabria-.
La segunda mesa redonda estuvo compuesta por representantes de la
comunidad educativa (Administración, docentes, padres): Roberto González
González ‒jefe de la Unidad Técnica de Innovación Educativa del Gobierno de
Cantabria‒, José Manuel Ruiz Varona ‒director del CEP Cantabria‒, Carmen
López-Rendo Rodríguez ‒secretaria general de la CONCAPA Cantabria‒ y Mª
Victoria Venero Gómez ‒presidenta de Escuelas Católicas Cantabria‒. Sus
intervenciones, desde el rigor de sus respectivos ámbitos, ofrecieron propuestas
para mejorar la práctica educativa, suscitando entre los presentes un animado coloquio,
centrado principalmente en casos de nuestra Comunidad Autónoma así como en la
importancia de la conformación de buenos y competentes equipos directivos que
sepan conducir y armonizar la siempre compleja tarea educativa.
Las
Jornadas quedaron clausuradas con las intervenciones de Rafael Ortega y de
Alfredo Alonso, y con la lectura de un MANIFIESTO que reafirma el compromiso de
la ACdP con la Educación, teniendo en la familia y en “la escuela” el genuino
ámbito donde estimular el desarrollo de criterios y de vivir valores, sabiendo
que la responsabilidad de educar y de buscar el bien común de la sociedad es
una labor de todos.
MANIFIESTO DEL CENTRO DE SANTANDER DE LA ACdP TRAS LAS VI JORNADAS CyVP EN CANTABRIA DEDICADAS A EDUCACIÓN
El
Centro de Santander de la Asociación
Católica de Propagandistas (ACdP), de la que fuera su primer presidente un
santanderino: el siervo de Dios Ángel
Herrera Oria, tras la celebración en esta ciudad los días 27 y 28 de mayo
de las VI Jornadas Católicos y Vida
Pública en Cantabria, dedicadas a la siempre importante temática de la
educación bajo el título: Adquirir
criterios, vivir valores: retos de la educación, manifiesta que:
- La actual sociedad
española -inmersa todavía en las consecuencias de una debacle económica de
carácter global- se encuentra ante la existencia de una crisis de aún mayor
profundidad: una crisis de principios y de valores personales, de la que se
puede recuperar si se fortalece la perenne riqueza de la tarea educativa
familiar y docente.
- La familia y “la
escuela” (colegios, institutos, universidades) es el genuino ámbito donde
promover la conformación de principios que den sentido a la vida, cultivar las
facultades intelectuales, desarrollar la capacidad del recto juicio y de una
ética-moral, y prepararse para la vida personal y laboral.
- Nos encontramos
ante la crucial misión de preparar personas, de dotar de criterios y de
facilitar la adquisición de valores que permitan a hombres y mujeres vivir
plenamente en libertad y sin determinantes, sin dejar por ello de reconocerse
su particular dimensión transcendente, por medio de su fe y como parte
integrante natural de la persona humana.
- Nuestro compromiso
con la sociedad cántabra, y por extensión también con la española, nos mueve a
estimular toda actividad que transmita el desarrollo de criterios y de vivir
valores; una labor que bien merece no demorarla más, por el bien de nuestro
presente pero también de nuestro futuro, sabiendo que la responsabilidad de
educar y de buscar el bien común de la sociedad es una labor de todos.
En Santander, a 28 de mayo de 2016.